La multinacional británica ha concretado doce meses después de comprar la operadora que le sobra una quinta parte de los empleados si quiere obtener sinergias anuales de 240 millones
El 23 de julio de 2014, Vodafone aunció el cierre de la compra de ONO por 7.200 millones, la mayor adquisición corporativa realizada en España en casi una década. Un año después, la multinacional británica anunciará en las próximas horas cuánta gente le sobra para rentabilizar tamaña inversión. Fuentes próximas a la empresa de telecomunicaciones han asegurado que serán unas 1.300 personas -algo más de 20% de la plantilla- que saldrán del grupo mediante un expediente de regulación de empleo (ERE).
Como adelantó El Confidencial el pasado 29 de abril, Vodafone meterá la tijera para eliminar las redundancias del nuevo grupo resultante de la fusión, que cuenta con una fuerza laboral de 6.000 empleados, 3.500 bajo la nómina de la británica y otros 2.500 procedentes de ONO.
Tres meses después, la cifra concreta ya está encima de la mesa para negociarla con UGT, el sindicato mayoritario que se impuso en los recientes comicios para seleccionar a los representantes laborales. Responsables de esta organización ya conocen la intención de la compañía, por lo que se pondrán a negociar las condiciones inmediatamente, ya que Vodafone quiere tenerlo cerrado en septiembre.
Cuando Vodafone compró ONO, su equipo gestor aseguró que esperaba obtener unas sinergias de 240 millones al año a través del ahorro de costes durante cuatro ejercicios, hasta 2018. Una previsión que se basaba principalmente en el menor gasto en redes, el ajuste de la plantilla y en la posible venta de algunos de los edificios corporativos de la empresa adquirida. Uno de ellos, el que fue sede de Retevisión, está en desuso pese a la reforma que hizo ONO antes de aceptar la propuesta de la británica.
En 2008, ONO hizo un recorte del 30% de la plantilla, que supuso la salida de 1.300 personas. Cuando firmó el último convenio colectivo, la empresa se comprometió a no hacer ningún despido hasta 2015. Por su parte, Vodafone, a principios de 2013, alcanzó un acuerdo con los sindicatos para reducir 900 empleos, el 20% de la fuerza laboral. En ese momento, la compañía inglesa propuso un programa de bajas voluntarias con una indemnización de 45 días de salario por año trabajado hasta el 12 de febrero de 2012 y 33 días desde dicha fecha hasta el día de extinción del contrato, con un límite de 24 mensualidades.
Según distintas fuentes, las condiciones para el nuevo ERE serán similares con la apertura de un periodo voluntario para evitar las salidas forzosas. Aunque todavía está por definir dónde se hará más hincapié en los recortes, las mismas fuentes apuntan que, de las 1.300 personas que abandonarán el nuevo grupo, el 60%, unas 780, procederán de ONO -la adquirida- y el restante 40% -520 empleados- de Vodafone, el comprador.
Antonio Coimbra, consejero delegado de Vodafone, explicó en Navidad que la compañía preveía, de momento, tener separados los negocios de fijo y móvil y que las duplicidades afectarían “principalmente al back office", es decir, a las áreas de informática, sistemas, recursos humanos y contabilidad. De los mismos departamentos prevé Orange recortar los 400 empleos que dice que le sobran tras la compra de Jazztel. Estos despidos supondrán ajustar la plantilla en cerca de un 5% de la nueva operadora.
Fuente: http://www.elconfidencial.com/empresas/2015-07-28/vodafone-mete-la-tijera-anuncia-un-ere-de-1-300-personas-el-20-de-la-plantilla_945184/